“Rosh Hashaná” no es exactamente “año nuevo” sino “cabeza de año”, porque según como lo recibamos interiormente será el curso que le daremos. Lo que se celebra es el nacimiento de Adán, el primer hombre, según el Génesis. “El hombre es socio con Dios de la creación, y su misión es llevar esta obra a la perfección. Dios consideró que el hombre tiene la capacidad y las condiciones para lograr este objetivo. Por eso en este día - cabeza del año - Dios hace un balance, un recuento con su socio, con cada ser humano, sobre la misión que tiene en este mundo. De ahí que este es un día de reflexión y meditación”, explica el rabino Daniel Levy, de Jabab Lubavitch de Tucumán.
Según la cábala este es un año muy especial. El 5777. Si se suman los números da 26, que es el máximo nombre de Dios, Tetragrammaton. Además las cuatro letras de Dios en hebreo también suman 26. Por otro lado, los tres 7 que suman 21 coinciden con las letras en hebreo de la respuesta de Yaveh a Moisés: “Soy el que soy”. “Es decir que 21 corresponde al nombre de Dios en su esencia, más allá de cualquier otro calificativo”, dice el rabino. “Este año en particular tiene la virtud de sintetizar esta sociedad entre Dios y el ser humano”. El siete tiene muchos otros significados en el judaísmo: Moisés, fue el séptimo líder del pueblo judío después de Abraham; David fue el séptimo hijo de la familia Isai, y es la séptima generación del jasidismo (movimiento religioso ortodoxo) desde su fundación. De acuerdo con la cábala ha comenzado la era mesiánica, época de paz y armonía para el ser humano, su familia, el país y la humanidad, explica el rabino. El religioso insta a todos los judíos a predisponer el corazón para esta nueva etapa, realizando una profunda meditación sobre la misión de cada uno en este mundo. La celebración comenzará mañana a las 20, continuará el lunes de 10 a 20 y finalizará el martes 25 en Jabad Lubavitch. En tanto que en la Kehilá el encendido de las velas será mañana a las 19.